Había una vez tres cerditos que vivían con el miedo en el cuerpo serrano, por culpa de un malvado lobo que al final..... bueno, empecemos desde el principio.
En una playa paradisiaca vivía cerdito número uno junto con su amada Peggy. Lo hacían en una vieja caravana, escuchando Bob Marley, fumando cachimbas de marihuana y dando rienda suelta a sus instintos de paz y amor todo el día. Una mañana escucharon el potente motor de una Harley llegar a la caravana. El motor les era familiar y al mirar quien era, vieron que se trataba del Lobo con su traje de cuero negro. Les pidió que salieran por las buenas o tendría que tirar abajo la caravana antes de comérselos. Los cerditos salieron por una ventana trasera y escaparon en el vespino rosa de Peggy mientras el Lobo destrozaba la caravana.
Huyeron hacia el cercano bosque, a la cabaña de madera a la orilla del lago de cerdito número dos. Un famoso guitarrista que cuando no estaba de gira, descansaba en esa cabaña, pescando y componiendo canciones. Acogió a la pareja y después de que le contaran lo ocurrido, cerró todas las puertas y ventanas confiado en que el Lobo no podría entrar a comérselos.
No tardaron en escuchar el motor de la Harley llegar a la cabaña. El Lobo les gritó que salieran por la buenas y los cerditos se rieron. Así que el Lobo cogió un lanzallamas que llevaba en la moto y empezó a quemar la puerta. Los cerditos ya no se reían. Salieron por la puerta de atrás y corriendo subieron al Mustang de cerdito numero dos y derrapando a toda velocidad, huyeron por el camino que atraviesa el bosque mientras escuchaban el grito de rabia del Lobo al perder otra vez su comida.
Llegaron al atardecer a las afueras del bosque, a La Ubre Enroscada, un bar de carretera en un cruce de caminos, propiedad de cerdito número tres. Éste se alegro de verlos y les puso algo de beber mientras le contaban lo ocurrido con el Lobo, y lejos de asustarse se le encendieron los ojos y sonrió a sus amigos. Les recordó que esa noche era de luna llena y que invitarían a su "amigo" a una cena especial.
El Lobo llegó a las doce menos cuarto justo cuando los últimos clientes se iban. Entró y allí estaban los tres cerditos sumisos y apetitosos. Cerdito número tres le propuso invitarle a una cerveza antes de que les comiera, y el Lobo aceptó. Mientras se bebía su cerveza y sorteaba quien seria el primero de los tres en llevarse a la tripa dieron las doce en el reloj a la vez que a los cerditos les crecían los colmillos y sus ojos enrojecían.
Los tres cerditos se abalanzaron sobre el Lobo bloqueado por la sorpresa y el miedo y se lo comieron.
Y así los tres cerditos vivieron en paz y fueron felices para siempre. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
FIN